Friday, January 12, 2007

DOLLHOUSE “Royal Rendezvous”

(Bad Reputation / Goi Music)

Apadrinados por Michael Davis de MC5, estos cuatro rockeros suecos empezaron a dar sus primeros pasos en 2003, y ahora cuatro años después nos presentan ya su segundo trabajo “Royal Rendezvous”. Influenciados clarísimamente por el rock setentero de bandas como los propios MC5, Led Zeppelin, Jimi Hendrix o los Who más rockeros, nos ofrecen nueve temas que nos transportan a pequeños garitos de ambiente lisérgico llenos de humo y alcohol, y con un sonido que me da la impresión que debe funcionar bastante mejor en directo de lo que lo hace en disco. Y digo esto, además de que esta música está mucho más orientada a los escenarios que a los estudios, porque el sonido del redondo me resulta falto de brillo, aunque con una base rítmica realmente interesante y potente a cargo del bajista Yoda Chrome, y sobre todo del batería Marcus S. Davis. Por el contrario la aportación de las guitarras de Andreas Heed y del también cantante Chris Winter me parecen menos interesantes, bastante previsibles, y en ocasiones algo pesadas. El álbum se abre de forma más que prometedora con el primer single “The Rock & Soul Fever”, con un feeling magnifico y con un sonido de batería que recuerda al mismo Keith Moon, todo un pelotazo en la cara para ir abriendo boca. Sigue la cosa bastante bien con “Let’s Get It On” de inspiración claramente Hendrix, con un buen y pegadizo estribillo, pero evidentemente lejos de la brillantez guitarrera del mítico hacha. “Living Tomorrow” sigue recordando a unos Who acelerados, mientras que en “With My Heart & Soul” la cosa se pone bastante espesa, en onda Zeppelin de los menos brillantes. Recuperan el pulso más rockero con “Do You Know What I Mean” y “Dead Man’s Hand”, con ese punto ácido americano que da la voz distorsionada, al igual que “The Worried Blues”, con el rollo bluessy que indica su título. Encaran la recta final con la correcta, pero algo plana “Hard To Change” y con “I Just Don’t Care” que pone el cierre con un curioso sonido de órgano en su inicio y desarrollo. Por lo demás, y características musicales y estilísticas a parte, el disco se mueve en la frontera de acabar haciéndose algo pesado, pero salvan bien el expediente por su breve duración, quizá con uno o dos temas más la cosa se hubiera puesto excesivamente espesa. Disco interesante para los nostálgicos de la Isla de Wright y de Woodstock, aunque no creo queden demasiados en pleno 2007.
Mariano Palomo

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